Artes de Hacer.
De Michel de Certeau
Capitulo VII, Andares
de la ciudad
Mirones o caminantes
<<Desde el piso
110 del World Trade Center(Manhattan). Bajo la bruma agitada por los vientos,
la isla urbana, mar en medio del mar, levanta los rascacielos de Wall Street,
se sumerge en Greenwhic Village, eleva de nuevo sus crestas en el Midtown, se
espesa en Central Park y se aborrega en Harlem. Marejada de verticales. La
agitación esta detenida, un instante, por la visión. La masa gigantesca se
inmoviliza bajo la mirada>>.
Es hay donde el
espectador puede leer el universo en el que habita. Allí se escriben las formas
arquitectónicas esbozadas en miniaturas y en tejidos místicos.
Coincidentia
oppositorum (coincidencia de los contrarios): proceso de comprensión e
interpretación. Para comprender la totalidad es necesario comprender las partes
y para comprender las partes es necesario tener alguna visión de la totalidad.
Subir a la cima es
separarse del dominio de la ciudad. El cuerpo ya no esta atado por las calles que lo llevan de un lado a
otro según un ley anónima(ni poseído, jugador o pieza del juego). El que sube,
sale de la masa que lleva y mezcla toda identidad de autores. Un distanciamiento
del orden o desorden del universo, lo que permite leerlo, ser un ojo solar, una
mirada de Dios.
La voluntad de ver la
cuidad ha precedido a los medios para captarla. La las pinturas medievales o
renacentistas representaban la cuidad vista en perspectiva que nunca había
existido. Inventaban un sobre vuelo de la ciudad. Esta ficción ya trasformaba
al espectador en un ojo celeste, una visión de dios. El mismo impulso visual
obsesiona a los usuarios de las producciones arquitectónicas al materializar
hoy la utopía de la visión de Dios.
La torre de 240
metros sigue construyendo la ficción de crear lectores; que haga legible la
complejidad de la ciudad y petrifica el movimiento.
Una analogía. La
cuidad-panorama (un simulacro teórico) que tiene como condición la posibilidad
de un distanciamiento, olvido y desconocimiento de las practicas terrestres.
Abajo viven los
practicantes ordinarios de la ciudad, son caminantes (Wandersmänner), cuyo
cuerpo obedece a los trazos gruesos y los más finos de “un texto” urbano que
escriben sin poder leerlo. Estos participantes manejan un espacio que no ven.
Las redes de este texto avanzan y se cruzan componen una historia múltiple, sin
autor, ni espectador, formada por fragmentos y trayectorias de espacios: en
relación con las representaciones, esta historia sigue siendo diferente, cada
día, sin fin.
DEL CONCEPTO DE LA
CIUDAD A LAS PRACTICAS URBANAS
¿Un concepto
Operativo?
La “cuidad”
instaurada por el discurso utópico y urbanístico esta definida por la
posibilidad de una triple operación:
1. La producción de
un espacio propio: la organización racional debe por tanto rechazar todas las
contaminaciones físicas, mentales o políticas que pudieran comprometerla.
2. La situación de
las resistencias inasequibles y pertinaces de las tradiciones, con un no
tiempo. Estrategias científicas unívocas, que son posibles mediante la descarga
de todos los datos deben reemplazar las practicas de los usuarios que se las
ingenian con las ocasiones y que por estos acontecimientos de visibilidad,
reintroducen opacidades en la historia.
3. La creación de
sujeto universal y anónimo este es el fin de la ciudad como modelo político. La
cuidad como nombre propio, ofrece de este modo la capacidad de concebir y
construir el espacio a partir de un numero finito de funciones y propiedades
estables, aislables unas sobre otras. Se organizan operaciones especulativas y
clasificadoras.
Por un lado hay una
diferenciación y redistribución de partes y funciones de la cuidad gracias a
trastrocamientos, desplazamientos, acumulaciones, etcétera; por otra lado hay
un rechazo de lo que no es tratable y que constituye luego los desechos de una
administración funcionalista.
La organización funcionalista,
al privilegiar el proceso, hace olvidar su
condición de posibilidad, el espacio mismo se vuelve lo impensado de una
tecnología científica o política.
Así funciona la
ciudad-concepto, lugar de trasformaciones y de apropiaciones, objeto de intervenciones
pero sujeto a sin cesar, enriquecido con nuevos atributos.
El retorno de la
practicas.
La cuidad (el
universo)siempre ha estado amenazada por los cambios que estremecen sus
ideologías. Se pueden analizar las practicas que un sistema urbanístico,
debería de manejar o suprimir; seguir la pululación que lejos de que los
controle o los elimine la administración panóptica, se esfuerza en legitimar.
Son capaces mediante la sola organización de detalles, de trasformar una
multiplicidad humana en sociedad disciplinaria y de manejar, diferenciar,
clasificar y jerarquizar todas las desviaciones.
HABLAR DE LOS PASOS
PERDIDOS
La historia comienza
al ras del suelo, con los pasos. Las variedades de pasos son hechuras de
espacios. Tejen los lugares. Los movimientos peatonales forma un sistema real
cuya existencia le hace efectivamente a la cuidad.
<<Si duda
alguna, los procesos del caminante pueden registrarse en mapas urbanos para
trascribir sus huellas(aquí pesadas, allá ligeras) y sus trayectorias (pasan por
aquí pero no por allá). Pero estas sinuosidades en los trazos gruesos y en los
más finos de su caligrafía remiten solamente a la usencia de lo que a
pasado>>.
Enunciaciones
Peatonales
El acto de caminar es
el sistema urbano de la enunciación es la lengua o los enunciados realizados.
Al nivel más elemental hay en efecto, una triple función enunciativa: es un
sistema de apropiación del sistema topográfico por parte del peatón; es una realización
espacial del lugar. El andar parece encontrar una primera definición como
espacio de enunciación. Que permite una generación y reapropiación del espacio.
Así crea una
discontinuidad, sea al operar selecciones en los significantes de la lengua
espacial, sea al desplazarlas por el uso que hace de ellas. Dedica ciertos
lugares a la inercia o al desvanecimiento y con otros compone sesgos
espaciales, accidentales o ilegítimos. Pero eso introduce una retorica el
andar.
En el marco de la
enunciación el camínante constituye, con relación a su posición, un cerca y un
lejos, un aquí y un allá.
1. El andar afirma,
sospecha, arriesga, trasgrede, respeta, etcétera, las trayectorias que
“hablan”. Todas modalidades se mueven, cambiantes paso a paso y repartidas en proporciones,
en sucesiones y con intensidades que varían según los movimientos, los
recorridos y los caminantes.
Nombres y Símbolos
Las relaciones del
sentido del andar con los sentidos de las palabras ubican dos tipos de
movimientos aparentemente contrarios uno de exterioridad(andar es hallarse
afuera); el otro, interior(una movilidad bajo la estabilidad del significante).
La ciudad misma se trasforma en un desierto donde lo insensato, hasta lo
aterrador, ya no tiene la forma de las sombras, sino que se vuelve productora
de texto urbano que en un poder tecnocrático crea para todas partes y que
coloca al habitante bajo vigilancia. En los espacios abiertos brutalmente
iluminados por una razón extraña, los nombres propios abren reservas de
significaciones ocultas y familiares. Dicho de otra forma, impulsan
movimientos, como vocaciones y llamados que cambian y modifican el itinerario
del caminante. Estos nombres crean un no lugar en los lugares, trasforman los
pasos.
Sirven de citas
imaginarias a viajes que, trasformados en metáforas para el caminante. Estas
constelaciones mediatizan las circulaciones: estrellas que dirigen itinerarios.
Al vincular acciones y pasos, al relacionar sentidos y direcciones estas
palabras operan como un vaciamiento o un deterioro de su primera aplicación. Se
convierten en espacios liberados, susceptibles de ser ocupados, reapropiados o
modificados. Nombres que precisamente han dejado de ser propios.
Los nombres propios:
vuelven habitable o creíble el lugar que revisten con una palabra.
Creíbles y
Memorables: La Habitabilidad
Lejos de expresar un
vacío, describir un defecto, lo crea. Hace al lugar. Con esto abre huecos,
permite un sistema de lugares definidos.
Construye una falla
en el sistema que satura de significación los lugares y los reduce al punto de
volverlo “irrespirable”. Busca por lo tanto eliminar estas autoridades locales,
pues estas comprometen la univocidad del sistema. Ataca lo que muy justamente
se llama supersticiones.
La circulación física
tiene la función itinerante de las supersticiones. El viaje(como en andar)es el
sustituto de las leyendas que abrirán espacio a algo más. Que produce
finalmente sino una especie de regreso a la memoria en consecuencia la
invención de la una leyenda en base a un pasado.
Lo que produce este
exilio caminante es precisamente lo legendario, es una ficción que tiene por
otra parte la doble característica, como
el sueño o la retorica peatonal, de ser el efecto del desplazamiento físico y
emocional del caminante. Se puede medir la importancia de esta practicas
significantes(contarse leyendas) como practicas capaces de inventar espacios.
Los relatos de los
lugares son trabajos artesanales. Están hechos con vestigios de mundo, esta
provisto con restos de nominaciones, taxonómicas, predicados heroicos o
cómicos, etcétera, es decir con fragmentos de lugares semánticos. Estos
elementos heterogéneos llenan de forma homogeniza el relato.
Las reliquias
verbales de las cuales componen el relato, ligadas a historias perdidas y a
acciones opacas, están yuxtapuestas en
un collage donde sus relaciones no están pensadas y forman, por eso un conjunto
simbólico en constante expansión.
Los relatos se
privatizan y se hunden en los rincones de los barrios, de las familias o de los
individuos cubre toda la ciudad.
La dispersión de lo
relatos ya indica la idea de lo memorable. Sorprendentemente el hecho de que
los lugares vivos son como presencias de ausencias; lo que se muestra señala lo
que ya no esta “vea usted, aquí estaba…”
Los lugares son
historias fragmentarias y replegadas, pasados robados a la legibilidad por el
prójimo, tiempos amontonados que pueden desplegarse pero que están allí más
bien como relatos a la espera.
Lo memorable es lo
que puede soñarse acerca del lugar. La subjetividad se articula sobre la
ausencia que la estructura como existencia y la hace “estar allí” (Dasein)
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