jueves, 29 de noviembre de 2012

LA INVENCION DE LO COTIDIANO


 Artes de Hacer.
De Michel de Certeau

Capitulo VII, Andares de la ciudad
Mirones o caminantes
<<Desde el piso 110 del World Trade Center(Manhattan). Bajo la bruma agitada por los vientos, la isla urbana, mar en medio del mar, levanta los rascacielos de Wall Street, se sumerge en Greenwhic Village, eleva de nuevo sus crestas en el Midtown, se espesa en Central Park y se aborrega en Harlem. Marejada de verticales. La agitación esta detenida, un instante, por la visión. La masa gigantesca se inmoviliza bajo la mirada>>.
 
                         
Es hay donde el espectador puede leer el universo en el que habita. Allí se escriben las formas arquitectónicas esbozadas en miniaturas y en tejidos místicos.
Coincidentia oppositorum (coincidencia de los contrarios): proceso de comprensión e interpretación. Para comprender la totalidad es necesario comprender las partes y para comprender las partes es necesario tener alguna visión de la totalidad.
Subir a la cima es separarse del dominio de la ciudad. El cuerpo ya no esta atado  por las calles que lo llevan de un lado a otro según un ley anónima(ni poseído, jugador o pieza del juego). El que sube, sale de la masa que lleva y mezcla toda identidad de autores. Un distanciamiento del orden o desorden del universo, lo que permite leerlo, ser un ojo solar, una mirada de Dios.
La voluntad de ver la cuidad ha precedido a los medios para captarla. La las pinturas medievales o renacentistas representaban la cuidad vista en perspectiva que nunca había existido. Inventaban un sobre vuelo de la ciudad. Esta ficción ya trasformaba al espectador en un ojo celeste, una visión de dios. El mismo impulso visual obsesiona a los usuarios de las producciones arquitectónicas al materializar hoy la utopía de la visión de Dios.
La torre de 240 metros sigue construyendo la ficción de crear lectores; que haga legible la complejidad de la ciudad y petrifica el movimiento.
Una analogía. La cuidad-panorama (un simulacro teórico) que tiene como condición la posibilidad de un distanciamiento, olvido y desconocimiento de las practicas terrestres.
Abajo viven los practicantes ordinarios de la ciudad, son caminantes (Wandersmänner), cuyo cuerpo obedece a los trazos gruesos y los más finos de “un texto” urbano que escriben sin poder leerlo. Estos participantes manejan un espacio que no ven. Las redes de este texto avanzan y se cruzan componen una historia múltiple, sin autor, ni espectador, formada por fragmentos y trayectorias de espacios: en relación con las representaciones, esta historia sigue siendo diferente, cada día, sin fin.
DEL CONCEPTO DE LA CIUDAD A LAS PRACTICAS URBANAS
¿Un concepto Operativo?
La “cuidad” instaurada por el discurso utópico y urbanístico esta definida por la posibilidad de una triple operación:
1. La producción de un espacio propio: la organización racional debe por tanto rechazar todas las contaminaciones físicas, mentales o políticas que pudieran comprometerla.
2. La situación de las resistencias inasequibles y pertinaces de las tradiciones, con un no tiempo. Estrategias científicas unívocas, que son posibles mediante la descarga de todos los datos deben reemplazar las practicas de los usuarios que se las ingenian con las ocasiones y que por estos acontecimientos de visibilidad, reintroducen opacidades en la historia.
3. La creación de sujeto universal y anónimo este es el fin de la ciudad como modelo político. La cuidad como nombre propio, ofrece de este modo la capacidad de concebir y construir el espacio a partir de un numero finito de funciones y propiedades estables, aislables unas sobre otras. Se organizan operaciones especulativas y clasificadoras.
Por un lado hay una diferenciación y redistribución de partes y funciones de la cuidad gracias a trastrocamientos, desplazamientos, acumulaciones, etcétera; por otra lado hay un rechazo de lo que no es tratable y que constituye luego los desechos de una administración funcionalista.
La organización funcionalista, al privilegiar el proceso, hace olvidar su  condición de posibilidad, el espacio mismo se vuelve lo impensado de una tecnología científica o política.
Así funciona la ciudad-concepto, lugar de trasformaciones y de apropiaciones, objeto de intervenciones pero sujeto a sin cesar, enriquecido con nuevos atributos.
El retorno de la practicas.
La cuidad (el universo)siempre ha estado amenazada por los cambios que estremecen sus ideologías. Se pueden analizar las practicas que un sistema urbanístico, debería de manejar o suprimir; seguir la pululación que lejos de que los controle o los elimine la administración panóptica, se esfuerza en legitimar. Son capaces mediante la sola organización de detalles, de trasformar una multiplicidad humana en sociedad disciplinaria y de manejar, diferenciar, clasificar y jerarquizar todas las desviaciones.
HABLAR DE LOS PASOS PERDIDOS
La historia comienza al ras del suelo, con los pasos. Las variedades de pasos son hechuras de espacios. Tejen los lugares. Los movimientos peatonales forma un sistema real cuya existencia le hace efectivamente a la cuidad.
<<Si duda alguna, los procesos del caminante pueden registrarse en mapas urbanos para trascribir sus huellas(aquí pesadas, allá ligeras) y sus trayectorias (pasan por aquí pero no por allá). Pero estas sinuosidades en los trazos gruesos y en los más finos de su caligrafía remiten solamente a la usencia de lo que a pasado>>.
Enunciaciones Peatonales
El acto de caminar es el sistema urbano de la enunciación es la lengua o los enunciados realizados. Al nivel más elemental hay en efecto, una triple función enunciativa: es un sistema de apropiación del sistema topográfico por parte del peatón; es una realización espacial del lugar. El andar parece encontrar una primera definición como espacio de enunciación. Que permite una generación y reapropiación del espacio.
Así crea una discontinuidad, sea al operar selecciones en los significantes de la lengua espacial, sea al desplazarlas por el uso que hace de ellas. Dedica ciertos lugares a la inercia o al desvanecimiento y con otros compone sesgos espaciales, accidentales o ilegítimos. Pero eso introduce una retorica el andar.
En el marco de la enunciación el camínante constituye, con relación a su posición, un cerca y un lejos, un aquí y un allá.
1. El andar afirma, sospecha, arriesga, trasgrede, respeta, etcétera, las trayectorias que “hablan”. Todas modalidades se mueven, cambiantes paso a paso y repartidas en proporciones, en sucesiones y con intensidades que varían según los movimientos, los recorridos y los caminantes.
Nombres y Símbolos
Las relaciones del sentido del andar con los sentidos de las palabras ubican dos tipos de movimientos aparentemente contrarios uno de exterioridad(andar es hallarse afuera); el otro, interior(una movilidad bajo la estabilidad del significante). La ciudad misma se trasforma en un desierto donde lo insensato, hasta lo aterrador, ya no tiene la forma de las sombras, sino que se vuelve productora de texto urbano que en un poder tecnocrático crea para todas partes y que coloca al habitante bajo vigilancia. En los espacios abiertos brutalmente iluminados por una razón extraña, los nombres propios abren reservas de significaciones ocultas y familiares. Dicho de otra forma, impulsan movimientos, como vocaciones y llamados que cambian y modifican el itinerario del caminante. Estos nombres crean un no lugar en los lugares, trasforman los pasos.
Sirven de citas imaginarias a viajes que, trasformados en metáforas para el caminante. Estas constelaciones mediatizan las circulaciones: estrellas que dirigen itinerarios. Al vincular acciones y pasos, al relacionar sentidos y direcciones estas palabras operan como un vaciamiento o un deterioro de su primera aplicación. Se convierten en espacios liberados, susceptibles de ser ocupados, reapropiados o modificados. Nombres que precisamente han dejado de ser propios.
Los nombres propios: vuelven habitable o creíble el lugar que revisten con una palabra.
Creíbles y Memorables: La Habitabilidad
Lejos de expresar un vacío, describir un defecto, lo crea. Hace al lugar. Con esto abre huecos, permite un sistema de lugares definidos.
Construye una falla en el sistema que satura de significación los lugares y los reduce al punto de volverlo “irrespirable”. Busca por lo tanto eliminar estas autoridades locales, pues estas comprometen la univocidad del sistema. Ataca lo que muy justamente se llama supersticiones.
La circulación física tiene la función itinerante de las supersticiones. El viaje(como en andar)es el sustituto de las leyendas que abrirán espacio a algo más. Que produce finalmente sino una especie de regreso a la memoria en consecuencia la invención de la una leyenda en base a un pasado.
Lo que produce este exilio caminante es precisamente lo legendario, es una ficción que tiene por otra parte la doble  característica, como el sueño o la retorica peatonal, de ser el efecto del desplazamiento físico y emocional del caminante. Se puede medir la importancia de esta practicas significantes(contarse leyendas) como practicas capaces de inventar espacios.
Los relatos de los lugares son trabajos artesanales. Están hechos con vestigios de mundo, esta provisto con restos de nominaciones, taxonómicas, predicados heroicos o cómicos, etcétera, es decir con fragmentos de lugares semánticos. Estos elementos heterogéneos llenan de forma homogeniza el relato.
Las reliquias verbales de las cuales componen el relato, ligadas a historias perdidas y a acciones opacas, están  yuxtapuestas en un collage donde sus relaciones no están pensadas y forman, por eso un conjunto simbólico en constante expansión.
Los relatos se privatizan y se hunden en los rincones de los barrios, de las familias o de los individuos cubre toda la ciudad.
La dispersión de lo relatos ya indica la idea de lo memorable. Sorprendentemente el hecho de que los lugares vivos son como presencias de ausencias; lo que se muestra señala lo que ya no esta “vea usted, aquí estaba…”
Los lugares son historias fragmentarias y replegadas, pasados robados a la legibilidad por el prójimo, tiempos amontonados que pueden desplegarse pero que están allí más bien como relatos a la espera.
Lo memorable es lo que puede soñarse acerca del lugar. La subjetividad se articula sobre la ausencia que la estructura como existencia y la hace “estar allí” (Dasein)   




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